Meal preap, batch cooking, trash cooking… seguramente ya te estás familiarizando con todos estos conceptos que desembarcaron en las redes y que, con aires modernos, vienen a decirte lo que hace tiempo profesamos con mi equipo: una mejor organización de las compras y la cocina. ¿Para qué? Para que la falta de tiempo, de ganas o de opciones de alimentos disponibles dejen de ser una excusa a la hora de mantener una planificación inteligente.
La palabra dieta, tan vapuleada últimamente, significa poner orden a las comidas, y esa es la primera variable que surge en las charlas con mis enfocad@s. Me hablan de cansancio, de hinchazón, de falta de energía, de ansiedad y, sobre todo, me piden que los organice. La poca disponibilidad horaria y la autoexigencia, tan típicas de esta era, no suelen dejar mucho margen para el cuidado personal. ¡Y yo quiero que cambiemos eso! De esto se trata el nuevo paradigma. Y de hacerlo en equipo, claro.
Veamos juntos algunas ideas:
*Armar una lista de compras a consciencia inspirada en lo que tu cuerpo necesita. ¡No vayas a improvisar al mercado!
*Abastecer tus alacenas de opciones de snacks saludables (reales, no ultraprocesados) para evitar un picoteo que te corra de tus objetivos. Podés inspirarte en mis recetas.
*Lavar, precocinar, porcionar y congelar las hortalizas puede ayudarte a cocinar mucho más rápido. Hidratar y cocinar las legumbres, también. ¡Inclusive cocinar de más y tener viandas listas!
*Las frutas también puede congelarse. Así vas a poder tenerlas siempre a mano y comer tus preferidas fuera de estación.
*Ordenar la heladera de forma de tener opciones nutritivas a la vista, siempre cuidando las propiedades de los alimentos: lácteos y comidas cocidas bien arriba; las carnes debajo de todo, para evitar la contaminación cruzada. Los huevos, en la puerta, y las verduras y frutas en los cajones.
*Para cuidar tu economía, recordá que no hacen falta productos de elite. Hay muchísimos alimentos reales accesibles.
Cuando aprendas a equilibrar tus porciones, además, vas a ver que las legumbres y las hortalizas ocupan gran parte del plato; dejando los alimentos más caros en segundo plano.
¡Pero no solo hay que organizar la cocina! También hay que mantener en orden los horarios de ingesta. En ese sentido, ejercitar una misma rutina todos los días puede ser de mucha utilidad. Y, si te copa, podés probar el Ayuno Intermitente, alternando ventanas de ingesta con momentos de ayuno, para ayudar a tu metabolismo a entender tu cambio de hábitos, optimizar tu gasto energético y evitar el picoteo.