CÓMO ELEGIR TU CAFÉ

En lugar de demonizar el cafecito de cada mañana, aprendamos a escoger el adecuado y a medir la ingesta diaria de cafeína.

Los fanáticos del café de la mañana (y de algunos más a lo largo del día) son un equipo bastante grande. Y a todos ellos les resuena esta frase: «¿No tomás mucho café?».

La cafeína siempre es motivo de controversia, porque si bien brinda energía, estimula el sistema nervioso central y puede ayudarnos a tener menos sueño, si la consumimos en exceso puede generar insomnio, ansiedad y hasta elevar nuestro ritmo cardíaco.

Como siempre, nada es veneno, todo es veneno, dependiendo de la dosis. Así que, si sos de los que aman empezar el día con un rico café, no tenés por qué cambiar el hábito. Solo con tener algunas cosas en cuenta, podés seguir disfrutando de esta infusión.

Lo primero es tomar nota de que se recomienda que la dosis diaria de cafeína no supere los 300 mg. Lo que, dependiendo de qué tan fuerte o liviano hagas tu café, puede rondar las tres tazas. ¡Aunque tenés que tener en cuenta que hay otros productos con cafeína! Como la coca cola, tanto en su versión original como sin azúcar. Y no olvidarte de que la teína, presente en el té, y la teobromina del chocolate, deberías sumarlas a la cuenta, porque tienen efectos similares a la cafeína.

Ahora sí, sabiendo que tu dosis diaria no debe superar esos números, es hora de pensar cómo elegir el mejor café:

  • Debe ser tostado y no torrado. El primero se tuesta sin ingredientes extra, mientras que al torrado se le adiciona azúcar en el proceso.
  • Confirmar, en su etiqueta, que no tenga más ingredientes que café. Cualquier aditivo lo transforma en un alimento que deja de ser natural.
  • No optar por cafés preparados, como los polvos de capuchino, mokaccino, etc. En su fórmula siempre contienen azúcares.
  • Si elegís cortarlo, es ideal que la leche sea descremada (¡y mejor aún si es deslactosada!)

Y recordá que, si hacés ayuno intermitente, ¡el café sin endulzar no lo corta!