El concepto de comida “saludable” irá cayendo por su propio peso. Hoy el debate no pasa por las calorías o la porción justa, sino por hacer una revolución profunda e integral sobre cómo diseñamos nuestra nutrición. Aquí van algunos conceptos para empezar a construir este camino.
Nutrición holística: La nutrición va más allá de los nutrientes presentes en los alimentos o la forma en que los distribuyas en el día. Nutrirte integralmente implica conexión emocional y poner la mirada en un propósito.
Interacción cuerpo-mente-alimentos: La forma en que nos relacionamos con la comida, a partir de nuestra historia y nuestros objetivos, define la forma en que nos nutrimos.
Bioindividualidad: Cada persona tiene necesidades y contextos únicos; la nutrición debe adaptarse a esas premisas, considerando proyectos, estilo de vida y emociones. Y siempre con la planificación como aliada.
Complejidad de elecciones: Decidir entre una manzana o una hamburguesa no es solo una elección alimentaria, es parte de un contexto mayor ligado a objetivos personales y emocionales.
Desafíos actuales: A pesar de la disponibilidad de información y suplementos, aún enfrentamos problemas de sobrepeso y obesidad en gran parte de la población latinoamericana, resaltando la necesidad de una visión más amplia de la nutrición.
Enfoque integral: Un verdadero cambio de hábitos no tiene que ver solo con los alimentos, sino con atender carencias emocionales, afectivas y socioculturales para alcanzar una plenitud real. En ese sentido, la actividad física también cumplirá un rol fundamental.
**Si querés iniciar este camino con información valiosa te invito a que conozcas nuestro ABC de Nutrición Fácil y Práctica (esa que no te enseñaron en la escuela)**