En el verano, el calor, las vacaciones y la vida social muchas veces atentan contra el tiempo que le dedicamos a entrenar y mantener nuestros status «fit». Sin embargo, hay herramientas para mantener la actividad física y no descuidar esa dosis de ejercicio tan necesaria.
- Hidratación constante: El calor aumenta la pérdida de líquidos a través del sudor, lo que puede conducir a la deshidratación. Antes, durante y después del ejercicio, ¡agua! Y en la dieta, muchas frutas y verduras, que también aportan hidratación.
- Elegir bien los horarios: Puede costar, pero hacer ejercicio de madrugada o después de la caída del sol es una gran estrategia para los meses de más calor. Si esos momentos del día te cuestan más, hacerlo acompañado puede sumarte motivación.
- Escuchar al cuerpo: ¿Hay que seguir entrenando? Sí, ¿hay que sobreexigirse? No. Si sentís nauseas, mareos o mucho cansancio, es mejor hacer una pausa para refrescarte o inclusive retomar en otro momento.
- Alimentación real y variada: Más que nunca, los platos reales, livianos y con mucho color serán tus mejores aliados para entrenar sin sentirte pesado.
- Entrenamiento indoor: Si el calor extremo no te permite hacer tus rutinas al aire libre, optar por ejercicios dentro del gimnasio con aire acondicionado, natación, clases de yoga, pilates, etc, puede ayudarte a no perder el ritmo.
Cuando descubras que el verano no tiene por qué ser un obstáculo para seguirte sintiendo fit, vas a encontrar más motivación en estos meses que vienen y vas a poder empezar el año con tus objetivos intactos. ¡Vamos por eso!
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