NUTRIR LA PIEL

En verano, más que nunca, poné la hidratación y la alimentación a tu favor.

A la hora de cuidar la piel, la alimentación cumple un rol fundamental. Más aún en verano, cuando los efectos de la exposición al sol, al agua de mar, al cloro y al viento, pueden sensibilizarla.

Más allá de la estética, recordá que la piel es un órgano en el que repercute la salud general del cuerpo. Cualquier déficit que tengamos va a visibilizarse a través de ella. Por eso ¡los buenos nutrientes siempre tienen que estar a tope!

  • ¿Pensaste en lo importantes que son las proteínas para tu piel? Asegurate de tener una adecuada ingesta de este macronutriente, a través de carnes, huevos y lácteos, o bien a través de proteínas vegetales, como las que obtenemos del tofu y el seitán, o de una buena combinación de legumbres, cereales, semillas y frutos secos.
  • También es clave cubrir todas las vitaminas y todos los minerales, en lugar de fanatizarnos con una vitamina “de moda”. La mejor manera es ampliar la variedad de frutas y hortalizas que consumimos, en lugar de recurrir a suplementos.
  • Incorporar a la dieta alimentos que sean buena fuente de Vitamina C, ya que –junto a las proteínas y otras sustancias– es la encargada de la producción endógena de colágeno; y este va a ser fundamental para la salud y la apariencia de la piel.
  • Prestar especial atención a la hidratación (¡agua, agua y agua!), y evitar los alimentos vinculados a procesos inflamatorios, como las harinas, el azúcar, el alcohol y muchos de los componentes de los alimentos ultraprocesados; ya que estos pueden interferir en los distintos sistemas que regulan la salud de la piel.

¿Algo más para cuidar la piel? Claro, mantener constancia en la actividad física que te guste hacer ¡y disfrutar de de todo el proceso! En el verano solemos tener más tiempo para cocinar y hacer mejor nuestra lista de compras. El día es más largo y el clima nos invita a bajar un poco el ritmo. Todo lo que hagas con placer y organización va a repercutir en tu estado de ánimo, en tu salud y, por ende, en tu órgano más grande y visible: ¡LA PIEL! No digas que no te lo dije.