¿Te reconocés en esta situación? Sos profesional, madre, trabajás sin parar y al final del día lo único que querés es mirar una seria en el sillón. Entre reuniones, tareas escolares, cenas que preparar y mil responsabilidades, vos quedás siempre al final de la lista. Es hora de cambiar esa ecuación.
Muchas mujeres después de los 35 sienten que perdieron el control de su cuerpo y su bienestar. La clave, para recuperarlo, es armar una estrategia organizada, sin volantazos ni recetas mágicas, y –sobre todo– animarse a invertir tiempo en una misma sin sentir culpa por dejar de lado otras cosas “más importantes”. El problema no está en tu voluntad, está en que nadie te enseñó a cuidarte dentro del caos de la vida real, siendo madre y profesional.
¿Cuáles son esos cambios sostenibles que no requieren revolucionar tu vida de un día para el otro?
• Información de calidad sobre nutrición: Ya hace tiempo que dijimos que es hora de olvidar las dietas que prometen milagros en 15 días. Tu cuerpo después de los 35, sobre todo si fuiste madre, tiene necesidades específicas: cambios hormonales, mayor necesidad de cuidado óseo y muscular, etc. Conocer estos aspectos te permite tomar decisiones inteligentes sobre qué comer y cuándo hacerlo, sin caer en restricciones extremas que terminan generando más ansiedad.
• Organización inteligente en compras y comidas: Planificar las compras una vez por semana, preparar comidas que se puedan congelar, tener opciones saludables siempre a mano. No se trata de pasar horas en la cocina, sino de ser estratégica con el tiempo que tenés. Una buena organización te ahorra decisiones diarias y reduce la sensación de estar siempre corriendo detrás del tiempo.
• Movimiento progresivo adaptado a tu estilo de vida: El movimiento es clave para que el cambio que hagas en tu alimentación repercuta en tu cuerpo. A la vez, el entrenamiento te ayuda a sentirte más ágil, más flexible y con más fuerza. Todos aspectos que repercuten, también, en lo emocional. Es clave que empieces a tu ritmo, hasta encontrar el ejercicio adecuado a tu ritmo de vida, para poder mantenerlo en el tiempo.
• Mantener el foco en objetivos realistas: Definí qué querés lograr: más energía, mejor descanso, sentirte cómoda con tu cuerpo. Estos objetivos te van a guiar cuando aparezcan las tentaciones de abandonar o de hacer cambios drásticos que sabés que no vas a poder sostener. Los extremos no funcionan a largo plazo.
• Acompañamiento profesional: Intentar hacer todo sola es el camino más largo y frustrante. Contar con un profesional que entienda tu realidad, que te guíe sin juzgar y que esté disponible cuando surgen las dudas del día a día, marca la diferencia entre intentar una vez más y lograr el cambio definitivo.
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