Llega la primavera, los primeros días de calor y, en paralelo, el furor de comer mejor y salir a hacer la actividad física que no hicimos durante el invierno. En ese contexto, una de las dudas que más surgen en el consultorio tiene que ver con la hidratación.
Al transpirar más, tener más calor y, a la vez, querer mejorar nuestros parámetros de nutrición, lo que bebemos pasa a un primera plano. Por eso el famoso consejo culturalmente instalado: hay que beber tres litros de agua diarios.
Vamos a ver: ¿Dos personas de distinto peso, con diferentes rutinas y objetivos necesitan la misma cantidad de agua? Un joven que hace actividad física intensa, un adulto que tiene un problema renal, un niño, un deportista de elite. ¿Todos precisan la misma hidratación?
Para alejarnos de esas máximas que tanto daño nos hacen, pongamos blanco sobre negro y resolvamos algunas dudas frecuentes con este ping pong
¿Es el agua la principal fuente de hidratación? Sí
¿Lo único que hidrata es el agua corriente o mineral? No
¿Qué otras fuentes de hidratación tenemos? Las frutas, que en muchos casos tienen hasta un 80 o un 90 por ciento de agua. Las hortalizas. Y las distintas infusiones que tomamos durante el día.
¿El mate hidrata, a pesar de contener diuréticos? Sí, por supuesto que no en la misma proporción que el agua pura, pero sí podemos sumar un porcentaje de esa bebida a lo que tomamos de agua.
¿Y el té y el café? Lo mismo. Su base es el agua y, como tal, hidrata. Siempre en menor media que el agua, pero no por eso no vamos a contabilizarlos.
Entonces, ¿qué pasa sin nos incomoda beber agua? Intentamos tomar la que podamos y prestamos especial atención a las otras fuentes de hidratación. Podemos sumar limonadas, jugos hechos a partir de frutas congeladas, o inclusive tener presente el agua en las comidas, con preparaciones como sopas o estofados. //Podés encontrar muchísimas ideas en nuestros descargables de recetas//
¡Qué no haya excusas! Cada cual tiene que ser el protagonista de su rediseño nutricional.