La llegada del frío, con sus comidas más calóricas, puede ayudarnos a ganar vitalidad y tono muscular, si sabemos cómo emprender esa estrategia.
Hace apenas unos meses, estábamos pensando en ponernos el traje de baño. Así empezamos una carrera maratónica que nos hizo mirar con cariño todas las dietas restrictivas y “mágicas” del mercado.
Inclusive quienes lo hicieron con más consciencia y eligieron una alimentación hipocalórica, pero rica en nutrientes, tuvieron que hacerlo con muchísimo esfuerzo.
Esa etapa terminó. Con la llegada del otoño y los primeros fríos, las dietas restrictivas quedan atrás y empezamos a sentirnos más cómodos con una alimentación un poco más “suculenta”.
Eso nos pone frente a dos estrategias: comer sin miramientos, o comer con una planificación que nos brinde salud, vitalidad y tono muscular. ¡Vamos por la segunda!
Durante esta época del año, las frutas, verduras y legumbres de estación ofrecen una amplia gama de nutrientes esenciales. Si los combinamos con los alimentos energéticos justos y proteínas magras, podemos obtener platos variados y llenos de energía, que nos otorgarán vitalidad.
Solo hay un detalle, y es que toda esa energía tiene que ser bien administrada a través de un plan de entrenamiento. Y aquí llega el segundo objetivo: ganar tono muscular.
Con una correcta elección de ejercicios –idealmente acompañados por un profesional– todas esas comidas ricas del otoño serán no solo placenteras, sino funcionales a mejorar nuestra salud ósea y muscular.
¿Estás de acuerdo con transformar esta etapa del año en el motor para un nuevo objetivo? Recordá que tus metas nunca tienen que ser techos, sino pisos que seguir escalando.
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